Los mapas no son neutrales. En lugar de representar la realidad, le dan forma.
Dentro de los contextos coloniales, reflejan estructuras de poder a través de la manipulación del espacio geográfico y la producción de conocimiento.
El movimiento sionista y la consiguiente colonización de Palestina siempre ha invertido en cambiar la cartografía de Palestina para que sirva a su narrativa bíblica y a la legitimación de su soberanía.
Cuando las potencias coloniales nombran un territorio, demuestran que tienen poder y control sobre él.
Desde el Mandato Británico, los palestinos han sido excluidos de representar su propio espacio, mientras que una narrativa bíblica se apoderaba de la cartografía de Palestina.
Los cartógrafos, geógrafos y urbanistas sionistas (más tarde israelíes) comenzaron a cambiar muchos de los nombres de ciudades, calles y regiones de Palestina.
La «hebraización» de la geografía fue un componente esencial para borrar la historia local con el fin de crear un sentimiento de unidad para los colonos judíos, en su mayoría europeos y estadounidenses, y construir una nueva identidad nacional.
La misma lógica se aplicó a la plantación de árboles por parte del Fondo Nacional Judío, para borrar el espacio y la memoria de las aldeas palestinas limpiadas étnicamente.
La lengua hebrea fue designada como único medio para comprender el paisaje palestino.
Hasta hoy, en los mapas más utilizados, el régimen israelí ha sustituido la mayoría de los nombres árabes de ciudades y regiones por otros nombres antiguos o bíblicos. Algunos ejemplos:
Al Quds: Jerusalén
Ariha: Jericó
Al Khalil: Hebrón
Naqab: Negev
La supresión de los topónimos árabes ha provocado que muchos palestinos no conozcan los nombres de los lugares en los que viven o a los que van antes de la invasión de asentamiento de los colonos.
Esto se ve reforzado por tecnologías GPS como Google y Waze, y otras aplicaciones cartográficas occidentales, que ocultan el interés político y económico en su representación de la realidad.
En Google Maps, Palestina no se menciona, y solamente se puede observar una línea de puntos a lo largo de la Línea Verde (línea del Armisticio de 1949) que no refleja ninguna realidad geográfica, sugiriendo con mayor frecuencia opciones de ruta incorrectas o dejando en blanco los lugares habitados por palestinos como si fuera una tierra de nadie.
En Cisjordania, los asentamientos israelíes ilegales están señalizados y representados muy claramente, mientras que las aldeas palestinas no se reflejan en las señales de tráfico israelíes.
Los palestinos han comenzado a reclamar sus mapas como medio de resistencia. La “contracartografía” es una práctica que contribuye al proceso de reapropiación del conocimiento de Palestina.
Desde All That Remains, de Walid Khalidi, al Atlas de Palestina de Salman Abu Sitta, pasando por Visualizing Palestine y Studio-X Amman Palestine Open Maps, de la Universidad de Columbia, hasta el navegador Doorob, los palestinos siguen luchando por recuperar la propiedad de sus tierras.
Recursos útiles:
- Podcast de Al Shabaka
- Mapas, tecnología y prácticas espaciales decoloniales en Palestina
por Zena Agha en Al Shabaka