El cuerpo también está implicado en el ámbito político; las relaciones de poder lo controlan inmediatamente; lo invierten, lo marcan, lo entrenan, lo torturan, lo obligan a realizar tareas, a realizar ceremonias, a emitir signos.
Michel Foucault, disciplina y castigo: el nacimiento de la prisión
El régimen israelí ha estado ejerciendo dominio físico y psicológico sobre los cuerpos palestinos, vivos y muertos, durante décadas.
¿Qué significa para los palestinos que han sido asesinados?
Desde la ocupación militar de Cisjordania y Gaza en 1967, el régimen israelí ha retenido cientos de cuerpos de palestinos luego de ejecutarlos: algunos se encuentran en congeladores y otros probablemente estén enterrados en fosas comunes comúnmente conocidas por los palestinos como «cementerios de números».
Esto causa un dolor infinito a las familias que no pueden llorar ni encontrar un cierre.
Es una forma de restablecer que «la soberanía sobre el cuerpo deriva en última instancia de la soberanía sobre la tierra» (Suhad Daher-Nashif, profesor e investigador de Antropología médico-social).
El régimen de apartheid israelí ha transformado los cuerpos palestinos en moneda de cambio política durante las negociaciones, como el intercambio de prisioneros. En 2018, el Parlamento israelí aprobó una enmienda a la llamada Ley Antiterrorista, otorgándose el derecho de retener los cuerpos hasta que las familias acepten las condiciones dictadas sobre los arreglos funerarios de los mártires.
Para los palestinos, los funerales de los mártires no son solamente un ritual de duelo, sino que también se convierten en un acto político de desafío y solidaridad colectiva.
Esta es la razón por la que las fuerzas de ocupación israelíes a menudo atacan funerales y restringen las reuniones públicas.
El régimen israelí sigue reteniendo 115 cadáveres palestinos desde 2015, mientras que al menos 265 cadáveres están enterrados en los «cementerios de números».
En 2003, las fuerzas de ocupación israelíes confirmaron la existencia de al menos dos de estos cementerios: el cementerio Amiad cerca de Safed y el cementerio Jisr Adam en el valle del Jordán.
Estos cementerios son zonas militares cerradas, no accesibles al público. Las lápidas tienen números conocidos únicamente por el ejército israelí: sin nombre, sin fechas, sin orígenes.
Las condiciones de Israel para liberar los cadáveres retenidos a menudo han impedido que los palestinos realicen autopsias de los cadáveres.
De esta manera, controlan la narrativa en torno a las circunstancias de la muerte y ejecución palestina. En 2022, las familias de los mártires lanzaron una campaña de protesta popular nacional llamada «queremos a nuestros hijos» para crear conciencia y presionar a los israelíes para que liberaran los cuerpos de sus familiares, después de que muchas familias hubieran agotado todos los recursos en vano, incluso a través de la Corte Suprema israelí.
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