El tropo colonial orientalista «Israel hizo florecer el desierto» describe las tierras no europeas como desoladas y abandonadas, donde solo los llamados blancos civilizados pueden transformarlas en un paraíso fértil.
Esto se ha utilizado durante siglos para alimentar el colonialismo europeo con la idea de «descubrir» lo que supuestamente eran tierras vacías, legitimando la violencia contra las tierras y los pueblos nativos.
El proyecto colonial sionista defendió esta narrativa.
El sionismo construyó el espíritu nacionalista de los colonos judíos en torno a la agricultura y, en particular, los modelos de asentamiento de Moshavot (individual) y Kibbutz (colectivo) en diferentes períodos, a partir de principios de 1900.
Estos asentamientos fueron esenciales para fomentar la inmigración judía desde Europa. Las instituciones sionistas reemplazaron activamente a los trabajadores árabes por trabajadores judíos.
En 1948, el nuevo Estado de Israel expropió más de cuatro millones de acres de tierra, incluidas grandes cantidades de tierras cultivadas. Para tener una idea, es del tamaño de Gales (Reino Unido) o de Belice (Centroamérica).
En la Cisjordania y Jerusalén ocupadas, Israel se ha apropiado de otros 247.000 acres de tierra palestina para construir asentamientos judíos desde 1967, y el régimen israelí impide cualquier desarrollo palestino en las zonas fértiles (la llamada «Área C»).
Los palestinos que permanecieron dentro de lo que se convirtió en Israel fueron desplazados internamente, todavía no pueden reclamar sus tierras hasta el día de hoy.
Antes de la conquista colonial sionista, Palestina era una sociedad principalmente orientada a la agricultura, gracias al agua subterránea y mineral de sus acuíferos, junto con su suelo fértil y sus minerales.
Antes de la Nakba, los palestinos cultivaban alrededor de 700.000 acres.
Especialmente conocido fue el cultivo y comercio de naranjas por parte del pueblo de Jaffa, del que luego se apropiaron plenamente las empresas israelíes.
La apropiación exclusiva de los recursos hídricos ha sido un factor clave para el desarrollo agrícola del régimen israelí.
«Israel se permite desperdiciar grandes cantidades de agua y recursos hídricos, especialmente para la agricultura. Se sabe que Israel utiliza más del 60 % de su agua para la agricultura, lo que supone alrededor del 2 % del PIB… La agricultura en Israel es importante para preservar el ethos nacional, y no se calcula en función de las condiciones reales de la economía del agua. » (fuente: Clemens Messerschmid)
Israel controla la mayoría de las fuentes de agua dulce y renovable en toda la Palestina histórica, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo.
Su sobre extracción de fuentes de agua palestinas ha interrumpido el flujo natural de aguas subterráneas, aumentando también fenómenos meteorológicos como inundaciones y sequías.
Además, Israel ha estado desviando agua de la cuenca del río Jordán hacia proyectos en el desierto de Naqab, lo que ha empeorado la escasez de agua y la desertificación.
Con el tiempo, Israel también ha dañado la calidad del agua del Mar de Galilea, al talar 25.000 acres de humedales nativos y drenar el lago Hula para construir asentamientos agrícolas.
Israel ha arrancado decenas de miles de árboles para construir asentamientos en tierras agrícolas y de pastoreo palestinas, provocando la erosión del suelo.
Solo en 2021, el ejército israelí arrancó, destruyó y quemó aproximadamente 19.000 árboles.
Desde 1948, Israel ha sustituido sistemáticamente los árboles y cultivos autóctonos (como algarrobos, espinos, robles, olivos, higos y almendros) por más de 4 millones de especies europeas no autóctonas, como pinos y eucaliptos, para ocultar las ruinas de cientos de aldeas palestinas demolidas.
Esto ha reducido la biodiversidad, aumentado las sequías, acelerado la desertificación y empeorado los incendios forestales.
Estos son solo algunos de los ejemplos del daño ambiental y social de Israel a la tierra de Palestina.Los colonizadores sionistas nunca se han preocupado por la tierra y su preservación. Por el contrario, se centraron en reproducir el estilo de vida europeo y la economía capitalista, mientras robaban a los palestinos indígenas todos sus recursos y medios de vida.
Sugerencias para leer y ver
- Mark Zeitoun, Energía y agua en Oriente Medio
- Steven Salaita, Masalha: La Nakba palestina: Descolonizar la Historia, Narrar lo Subalterno, Recuperar la Memoria
- Documental : El reloj de la Naranja de Jaffa